Alcohol, estupefacientes; promiscuidad... pueden momentáneamente hacer feliz a la persona. Incluso existe la adicción a determinadas personas influyentes. Las características son:
Crece el consumo: en cantidad o en calidad, nuestra necesidad de algo/alguien.
Crece el desahucio: nuestro hambre, en vez de justamente ir satisfaciéndose.
Crece el entrecruzamiento: de vicios distintos; comienzan a combinarse y a sofisticarse.
Crecen las mentiras: para ocultarlos vergonzosamente, y/o para poderlos llegar a cometer.
Detrás de la aparente felicidad, el adicto es un esclavo lastimero y lastimador. Está en un circuito vicioso, en el que caen todas cosas buenas que pierde.
Marco conceptual: básicamente, un vicio es algo que toma más de lo que da, así como una virtud exige esfuerzo pero termina agradando.
El alma agradable/agradecida es virtuosa.


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