"No hay que tener -culpa-"
Se dice: "no hay que tener -culpa-". Y se estira la palabra cuuulpaaa (con muecas en la boca) como si fuera de asco o similar. Medio frunciendo el ceño y la nariz. Y bueno, dicho sea de paso: nos creemos modernos.
Sin embargo la culpa, la verguenza, el asco y la moral son cosas tan humanas como nuestro ADN. Cosas que nos permiten vivir en sociedad. Tener límites, intra e inter-psicológicamente.
Freud les dió el nombre de "formaciones reactivas" al asco, la culpa, la verguenza y la moral. Son formaciones psicológicas que tenemos interiorizadas desde muy pequeños.
Sí, las tenemos interiorizadas por muy "pos-modernos" que nos hagamos después. Tenemos unidas -el asco, la verguenza y la moral- muy adentro en nuestra psiquis.
"CACA", "ESO NO SE TOCA", "ESO NO SE HACE", "ESO NO SE DICE"... e incluso antiguedades como "TE VOY A LAVAR LA BOCA CON JABÓN".
Nos hicieron tener límites, y que los mismos se interiorizaran bien adentro en nuestra psique. Quizás no suene muy agradable, pero es precisamente por este sistema que expulsa lo desagradable y que sí abriga lo que es bueno, bello y verdadero.
Hay -humanamente- una resistencia a todo lo que no sea bueno, bello o verdadero, y vaya que de esto no sólo los antropólogos sino sobre todo los filósofos de siempre supieron versar. Hay filósofos que han sido antropólogos quizás sin saberlo. "El bien, la belleza y la verdad..." (omni-tema filosófico).
¡Y es natural que estén unidas también el asco, la verguenza y la moral! Y por supuesto la culpa. Lo que nos hace tener límites, desde no arrojar papeles en la calle hasta no lastimar a los demás, incluso dejándose lastimar. Los que no los tienen están al borde de la demencia. Ellos mismos se sienten desprotegidos por no tenerlos. El yo se desfigura. No tienen un yo armónico y normal.

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